Dedicado a Carla Gamboa, en agradecimiento a su apoyo.
Me encanta ver cómo bailan, van y vienen suavecito. Me sorprende ver esas tiras pachonas de colores, que cuando te fijas bien, descubres que están hechas de muchas estrellitas, figuritas con líneas, círculos, formas de todo tipo. A veces, sin que mi mamá me vea, arranco uno y me hago un collar. A mi mamá no le gusta que corte los corales de su jardín, lo cuida mucho.
Yo creo que es el jardín más bonito de todo el océano, hace poco crecieron unos abanicos muy grandes, hechos por muchas varitas y cuando les dan los rayos de sol se ven más bonitos todavía, como que les salen los colores.
Me gusta que me lleven a jugar al parque, siempre hay muchas cosas qué ver. El otro día me encontré dos caballitos de mar amarillos. Tienen unas trompas muy grandes para su tamaño. Porque ellos son chiquitos. Casi siempre vienen de dos en dos. Les gusta amarrarse juntos con sus colas. Pelaban sus ojotes, no sé si los asusté. Pero como a esos les gusta quedarse quietos, me entretuve viendo una tortuga bebé que hacía travesuras y pasaba en medio de las bolas de peces, para descomponerles su formación. Esos peces tienen muy mal humor, hasta se les nota en la cara, son de esos que sonríen para abajo. Y ahí va otra vez la tortuguita a descomponerles todo y los cascarrabias a componer los huecos que les hace.

A arena, mi loba de mar, le gusta que le aviente una piedra y ella me la trae. Es muy curiosa, mete su cabezota dentro de las esponjas y asusta a los peces chicos que descansan ahí. Las parejitas hasta se enojan con ella. El otro día se llevó un buen jalón de bigotes. Las esponjas me gustan mucho, las hay de todas formas, unas delgadas, con hoyitos, otras anchas y chaparras, como cazuelas. Están forradas de unos pelitos suaves, son como de terciopelo y hay amarillas, rojas, moradas, bueno, de muchos colores.
Pegados a los piedras hay unos arbolitos, como cepillos de biberones, de muchísimos colores, me gusta verlos, pero cuando me acerco mucho, desaparecen, tal cual, se meten en su hoyito y ya no salen en un buen rato. Buscar animalitos entre las piedras es lo más divertido, puedes encontrar camarones diminutos de rayas blancas con rojo. Pegados a la arena están los cangrejos, que pueden ser de muchos tamaños, pero eso sí, todos tienen pinzas y hay que cuidarse de que no le prensen a una el dedo. Claro que si de pinzas hablamos, las langostas se pintan solas y tienen unas antenas enormes, con las que se dan cuenta si hay peligro, o si pueden salir de sus escondites. No son muy listas, porque yo doy con ellas justo por sus antenotas.

Regresando a la casa le pedí a mi mamá que me hiciera dos trenzas. A ella le gusta dejarme el pelo suelto, pero se me enreda mucho entre las algas, ya de por sí buenos raspones me hago en la aleta cuando estoy jugando, como para además andar jaloneándome el pelo. La verdad es que a mí me gustaría que me lo cortaran, pero mi mamá dice que las sirenas chicas nos vemos mejor así, que ya cuando sea sirena señora entonces sí lo usaré corto. Yo le hago caso.
Estela Almendaro
Junio 2015
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